Pisac – La joya armónica del Valle Sagrado

Terrazas agrícolas: uno de los sistemas agrícolas más impresionantes del imperio, diseñadas para conservar el suelo y aprovechar el agua de lluvia.

Templo del Sol: ubicado en la parte alta del complejo, fue un importante centro ceremonial. Sus muros tallados y su torre semicircular se alinean con el sol durante los solsticios.

Cementerio inca: considerado el más grande de Sudamérica, con miles de tumbas excavadas en la montaña (visible desde los senderos).

Zona urbana y militar: incluye viviendas, torres de vigilancia y escalinatas conectadas con caminos incaicos.

Pueblo de Pisac y su mercado: en la parte baja, el pueblo conserva su encanto andino y es famoso por su mercado artesanal, ideal para comprar textiles, cerámica y joyería de plata.

Desde Cusco se puede llegar:

• En bus o taxi: trayecto de 45 a 50 minutos por la carretera asfaltada Cusco–Pisac.
• Tour guiado: los tours del Valle Sagrado suelen hacer una parada aquí antes de continuar hacia Ollantaytambo.
• Aventura: para los más activos, existe una caminata que conecta el pueblo con las ruinas (aprox. 1.5 horas de subida, con vistas espectaculares del valle).

Entre abril y octubre, cuando los caminos están secos y las vistas del valle son más nítidas. Durante la temporada de lluvias (noviembre a marzo), el paisaje se vuelve intensamente verde, ideal para la fotografía.

Lleva agua, bloqueador y calzado firme, ya que el recorrido incluye escalinatas empinadas.

Si subes por tu cuenta, comienza temprano (antes de las 9 a.m.) para evitar el calor del mediodía.

Dedica al menos 2 a 3 horas para recorrer todo el complejo sin prisa.

No dejes de visitar el mercado artesanal de Pisac: los domingos son los días más animados, con ferias y música tradicional.

Pisac fue diseñado siguiendo principios astronómicos y agrícolas. Su forma general, vista desde el aire, se asemeja a un halcón protector, símbolo de la visión espiritual y del control sobre el valle. Además, el templo principal está alineado con la salida del sol durante el solsticio de invierno (21 de junio), demostrando la precisión astronómica de los incas.